Japón vive su crecimiento más prolongado en 16 años por las exportaciones

La economía de Japón volvió a expandirse entre julio y septiembre debido principalmente al empuje de las exportaciones, una evolución que supone el séptimo trimestre consecutivo al alza y la mejor racha en dieciséis años.

Tokio, 15 nov (EFE).- La economía de Japón volvió a expandirse entre julio y septiembre debido principalmente al empuje de las exportaciones, una evolución que supone el séptimo trimestre consecutivo al alza y la mejor racha en dieciséis años.

El producto interior bruto (PIB) nipón creció el tercer trimestre de 2017 un 1,4 por ciento a ritmo interanual, mientras que en comparación con el trimestre precedente avanzó un 0,3 por ciento en términos reales, según los datos preliminares publicados hoy por la Oficina del Gabinete.

Los datos superan ligeramente las previsiones de la mayoría de los analistas, y reflejan el período más largo de crecimiento continuado del país desde el que encadenó entre abril de 1999 y marzo de 2001, con ocho avances trimestrales consecutivos.

No obstante, el crecimiento se ha ralentizado respecto al período abril-junio, cuando el PIB japonés había avanzado un 2,5 por ciento interanual y un 0,6 por ciento intertrimestral.

La evolución de la segunda economía de Asia refleja su dependencia creciente de las exportaciones, que han sido el principal motor de crecimiento sostenido a pesar de que el consumo doméstico, otro de los pilares del PIB nipón, continúa mostrando síntomas de debilidad.

Las ventas al exterior de bienes y servicios se incrementaron en un 1,5 por ciento intertrimestral y un 0,6 por ciento interanual, lideradas por los sectores de componentes electrónicos y del motor y favorecidas por la aceleración de la demanda global.

En cambio, el gasto de los hogares, que representa cerca del 60 por ciento del PIB japonés, decayó un 0,5 por ciento respecto a abril-junio, su primer retroceso en siete trimestres.

Los japoneses continúan reacios a gastar más dinero ante las escasas subidas salariales, una situación que representa el principal quebradero de cabeza para el Gobierno de Shinzo Abe y para el Banco Central de Japón (BoJ).

Tras la llegada al poder de Abe a finales de 2012, el Ejecutivo y el BoJ pusieron en marcha un agresivo programa de reformas económicas, flexibilización monetaria e inversiones públicas masivas destinadas a sacar al país de su deflación crónica.

Pero esta larga batalla ha arrojado por ahora resultados desiguales, puesto que aún no se ha logrado crear el círculo de incrementos en los beneficios corporativos, sueldos, consumo e inflación, a pesar de los llamativos datos del PIB.

La inversión de capital corporativo, otro componente clave de la estrategia económica conocida como "Abenomics" para estimular la recuperación, creció en el tercer trimestre un 0,2 por ciento debido a las perspectivas de escasez de mano de obra y de mayor demanda en la industria automotriz.

La inversión pública retrocedió, por su parte, un 2,5 por ciento intertrimestral, el primer descenso en nueve meses, a raíz de los cuantiosos estímulos aplicados en trimestres precedentes por el Gobierno.

El Ejecutivo planea adoptar en diciembre un nuevo paquete de medidas para apuntalar el crecimiento, según dijo hoy el ministro de Política Económica y Fiscal, Toshimitsu Motegi, quien añadió que las prioridades son mejorar la competitividad y la disponibilidad de mano de obra en el actual contexto de declive demográfico.

"Esperamos que la economía continúe en su línea de recuperación moderada gracias a la mejora de las condiciones del mercado laboral y al efecto de las políticas", señaló Motegi en declaraciones recogidas por la agencia local Kyodo.

Los datos del PIB llegan menos de un mes después de que Abe lograra revalidar su mandato en las elecciones generales anticipadas, cuya convocatoria fue justificada por el primer ministro por la necesidad de ultimar las reformas económicas, entre otros motivos.

El líder conservador argumentó que Japón necesita un nuevo golpe de timón para garantizar su prosperidad a medio y largo plazo y afrontar sus graves desafíos demográficos -sobre todo el envejecimiento acelerado y la baja natalidad-, y prometió una batería de medidas sociales multimillonarias.